La discrección
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Quiero ser discreta

La discrección

Admiro soberanamente a las personas discretas, insonoras, con peso pluma o efecto narcótico que son capaces de vivir sin hacer tanto ruido.

Normalmente me decanto por la exclusividad, por marcar la diferencia y luchar (o al menos hacer que lucho) contra el borreguismo, pero a día de hoy y visto lo visto, creo que soy de lo más tonta.

He comprobado que en el fondo y en la forma les va mejor a las calladitas y es que queridas compañeras de cromosomas, estáis leyendo a una bocazas con un inmenso talento para perder los estribos y recibir coces (y me he cansado).

A veces hasta lo intento y paso desapercibida, pero siempre nace la circunstancia donde mi voz se alza y mi necesidad inmediata consigue romper el equilibrio del “POR HOY NO EXISTO”.

Claro que lógicamente si esta manera de subir al tren se repite cada mañana, llega un día que los revisores hartos de hacer la vista gorda por mi exceso de equipaje, deciden no sólo parar el tren  y en plena marcha, sino hacerme pagar el resto de billetes, incluso cuando conservo las facturas, pero como dijo alguien a quién yo quise en su momento “siempre pagan justos por PESCADORES”, y últimamente cada vez que cojo número en la mesa del bacalao me doy de bruces con los congelados y condeno mis cuidados al desastre inminente y al hedor de las raspas.

¿Seremos algunas personas más propensas a dar la nota, o es una cuestión de probabilidades y habilidades poco desarrolladas?

¡Qué envidia siento por aquellas que de la discreción consiguen el éxito!, si se equivocan no se nota, nadie se entera, y a los logros, méritos y medallas, que suelen ser menos que los primeros, los ubican en la falsa careta de humildad, mientras esconden la escoba y las verrugas en el congelador (donde por cierto también guardan a sus enemigos).

Luego, las que solemos ladrar, huimos de bozales o incluso con ellos somos capaces de berrear, nos convertimos en las malas de las películas y nos dejan sin palomitas.

Así que hoy quiero bañarme en simplicidad y huir de mi continua rutina de ser “especialita”, porque los que me echan sus cables ya se han cansado y los que deciden desenchufarme me dejan sin energía y se me bajan los plomos.

Todas deberíamos tener unos comodines, ya sean de la llamada, del público o del rebobine por favor, para remediar los males y solventar las incoherencias, que a menudo por abusar del pudor o por olvidarlo en la estantería, nos llevan directamente a la hoguera. (y estoy bastante chamuscada)

Alguien me dijo en algún momento de mi vida, supongo que de noche y con cierta embriaguez lunática, que escondía una faceta bruja y que posiblemente me quemaron en plena Inquisición, por eso aún debo estar pagando los platos rotos y la vajilla entera de esos jueces pudientes que llevan cerillas en sus pestañas y con sus miradas matan.

Y esto que en su momento me pareció singular, me acercaba a la sensualidad y al misticismo a la hora de ligar, era un tema banal pero picante en conversaciones pre-coito, ahora cuando lo único a lo que aspiro es a dejarlo estar, a conservar mis refrigerados y a que no se ve vayan las pocas luces que debo retener en mis neuronas, la idea de ser la Juana de Arco de mi propia y absurda guerra contra el resto, lo más que me produce es pereza.

Ya no aspiro a ser lo más de lo más, ni me siento cómoda en la especialidad de ser la distinta, he tocado fondo untada en diferencia y ahora no se quitan las manchas ni con KH-7.

Quiero ser normal, casi hasta funcionaria, ni aspirar ni perder, pasar desapercibida, no inventarme mil excusas ni innovar para saltarme una cola o conseguir una entrada, soy capaz hasta de aguantarle el repaso del baboso musculitos de cerebro neutro discotequero (si es que me da por acercarme a tales antros, cosa que dudo) con tal de no vivir en la permanente ansiedad de conseguir lo imposible y entrar por puerta V.I.P.

Y es que a día de hoy reconozco que me parece una estupidez, una pérdida de energía, materia gris, entusiasmo y de todo lo demás. Me declaro en huelga indefinida o en cese temporal de mi propia convivencia con mi otro yo (el que siempre da la nota).

Ese otro yo basado en la indiscreción y aturdido en el proceso de pasar desapercibido, ese yo que intenta que no se note demasiado, pero que acaba rompiendo la cristalería en un centro comercial, tirando la copa en la comida, perdiendo los billetes en pleno arranque de tren, o necesitando auxilio en forma de S.O.S con tal de terminar la carrera.

YA NO MÁS, SÓLO QUIERO UN POQUITO DE PAUSE, UN PENTAGRAMA DISEÑADO PARA ALGO NUEVO Y ENTONAR SIN DAR LA NOTA NI EL CANTE.

Me he quedado afónica y ahora sólo quiero ser espectadora, disfrutar un poquito del resto y dejar mi lado fosforito en barbecho, que en plena vendimia (esa a la que según dicen se han ido tantos españoles), si no mantengo el anonimato entre tanta uva, como mucho me avinagro y se me pierde la cosecha.

Así que siguiendo mi propia recomendación  de ver en vez de ser vista (al menos por un ratito), te sugiero emplear el tiempo en alguien grande y en placer seguro, y no hay nada mejor para el cuerpo, la mente y la salud espiritual que ir al teatro y emprender un viaje en la butaca dejando a los que pisan el escenario dar el cante.

Te recomiendo visitar en Madrid el Teatro Muñoz Seca y divertirse con la actualizada obra de José Luís Alonso de Santos, “Bajarse al Moro”, protagonizada por una versátil, lúcida y absolutamente brillante en registros cómicos, Charo Reina y por supuesto todo el elenco.


Fotógrafo: DOLORES DE LARA

Es lo mejor para pasar la noche, inviertes en carcajadas, y dejas a modo Escarlata el resto para luego, y es que a veces conviene recordar que mañana será otro día.

Diana G. Marugán

Periodista/Journalist/ Presentadora/Mami

2 Comentarios

  • Nivia

    Me encantó el artículo. Me pareció que hasta lo escribí, sobre todo cuando siempre hago referencia de mi misma como Juana de Arcos luchando contra el mundo tratando de hacer la diferencia ante la indiferencia de muchos. Muchas veces he dicho yo no pertenezco a este mundo no puedo permanecer callada ante las injusticias ni tampoco ante lo que considero debe hacerse de la forma correcta. Es bueno saber que en algún lugar de este planeta existen seres extraterrestres como yo.

  • nerea

    OJALÁ, ES COMO QUERER Q SE PARE EL MUNDO Q ME BAJO…CUANTAS VECES ME GUSTARIA HACERLO Y QUE NO SE NOTE,PERO SIEMPRE HAY ALGO Q HACE Q SE NOS V EA Y SE FASTIDIE TODO, YO TB ME APUNTO A LA DISCRECUION .GRACIAS X VER EL MUNDO ASI

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