
El cuerpo de las mujeres es usado como campo de batalla
Con frecuencia, se mide la crueldad de las guerras por el número de muertos. Pero los enfrentamientos bélicos y las luchas por el control de los recursos económicos dejan otros tipos de víctimas. La última edición del Foro Internacional Revela de Oleiros, que finaliza el domingo 6 de septiembre, pone el foco en la violencia ejercida contra las mujeres en los lugares en conflicto. Allí explicó el periodista Hernan Zin su experiencia, al tiempo que presentaba un adelanto del documental en el que está trabajando, ‘La guerra contra las mujeres‘.
¿Como es posible que la violación siga empleándose cómo arma de guerra?
Esa es la pregunta que me hago en este documental, ‘La guerra contra las mujeres‘. Pretendo denunciar que el cuerpo de las mujeres sigue siendo usado cómo campo de batalla, a pesar de que en el 94, después de las guerras de Bosnia y Ruanda, la comunidad internacional proclamó que no ocurriría nunca más.

¿Cuál es la razón de que la sociedad no le dé la este asunto a importancia que merece?
Cuesta entenderlo. Hay cierta indiferencia racial, porque es algo que afecta sobre todo a las mujeres africanas. Y también hay muchos intereses creados. Por ejemplo en el Congo están los intereses relacionados con la explotación minera del coltán. Falta voluntad de acabar con este problema.
¿Qué buscan los que ejercen esta violencia contra las mujeres?
Buscan el golpe más bajo que se le puede dar al grupo rival. Es una forma de limpieza étnica. Las mujeres son las semillas que engendran y al atacar este pilar fundamental están destruyendo la sociedad. Les destrozan el aparato reproductivo y las dejan con vida porque así consiguen un efecto múltiple: hacen que no tengan descendencia, que vivan con humillación y las expulsan de la sociedad. Una muerte normal no sería tan dura para la comunidad.
¿Por qué esta situación es especialmente grave en el Congo?
No lo sé, pero en la región de los Kivus se dan el 70% de las violaciones del mundo. Quizás porque allí se conjugan la pobreza extrema y una riqueza en recursos naturales que hace que muchas fuerzas luchen en la zona, con las mujeres como víctimas. Ellas viven una situación de vulnerabilidad extrema, en una región inestable, sin estado, sin infraestructuras.
Aquí, como en otras partes del mundo, la violencia también afecta muy directamente a las mujeres, aunque no tenga ese componente de limpieza étnica. ¿Lo considera un problema universal?
Sin duda. Es un problema no sólo de África, Oriente Próximo o la India. En Europa hay mucho que hacer, porque el cuerpo de la mujer actual se está empleando cómo objeto para vender lo que sea.

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